viernes, 26 de noviembre de 2010

¿Qué otras cosas nos estaremos perdiendo?

Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero.
Durante los siguientes 45 minutos interpretó 6 obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas. Transcurrieron 3 minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música. 
Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación; una mujer arrojó un dolar en su lata y continuó su marcha. Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino. Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista.
En los tres cuartos de hora que el músico tocó sólo 7 personas se detuvieron y otras 20 dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32$ .Cuando terminó de tocar y se hizo el silencio, nadie parecio advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.
Nadie lo sabia, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston.
Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto, y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza?, ¿nos detenemos a apreciarla?
Lo que más extrañó a Bell fue que al final de cada pieza no pasaba "nada". Ni un aplauso, sólo silencio.
Una de las conclusiones de ésta experiencia, podría ser la siguiente: si no tenemos un instante para detenernos  a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo?


                                                                                                                                   
                                     http://www.slideshare.net




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2 comentarios:

  1. Me ha encantado tu entrada, desconocida este experimento. He estudiado psicologia social y nunca lo habia escuchado. Merece mucho la pena pararse a pensar como somos y como percibimos el mundo...

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  2. wow.lamentablemente nuestro mundo no es el mejor lugar para la expresion y apreciacion del arte y de muchas otras hermosas cosas cotidianas que sin darnos cuenta desvaloramos poniendo otras (sobrevaloradas porcierto)como prioridades

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